Te adoro, amable Niño,
el más humilde
y el más grande
de los hijos de los hombres;
el más pobre y el más rico,
el más débil
y el más poderoso.
Te bendigo porque
te has dignado descender
hasta nosotros para
ser nuestro modelo
en la práctica
de todas las virtudes,
nuestro guía en las
dificultades de la vida y
nuestro consuelo
en los días de aflicción.
Te amo porque
vienes a mí con
un amor
misericordiosamente infinito y
generoso que se anticipa
a los tardíos impulsos
de mi corazón;
con amor paciente
que me espera
siempre para amarme
cada vez con más ternura
Por eso, con el corazón
lleno de agradecimiento,
te adoro,
te bendigo
y te amo con todo
el fervor de mi alma y
confiadamente levanto
mis ojos hasta ti,
mi Dios,
buscando tu mirada
llena de misericordia.
Tú nos has dicho:
(Hacer su Petición)
así pues, mira nuestra
presente necesidad y
te pedimos que la remedies
de la manera
que nos sea más
provechosa para nuestra alma.
Nos entregamos a ti,
Niño amado,
seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza y que,
en virtud de esta promesa,
acogerás benignamente
nuestras súplicas y
las despacharás favorablemente
para mayo
r gloria tuya
y por amor a nosotros.
Amén.
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