Jesucristo, Señor de la historia,
te necesitamos.
Nos sentimos heridos
y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio
y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza
que no defrauda.
Tú nos convocas.
Aquí estamos, Señor,
cercanos a María,
que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia,
te necesitamos.
Amén
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